sábado, 19 de abril de 2008

PURE DE PAPAS!!!!


(Extracto de “Encuentros al límite”)
El Pastor Juan Carlos Ortiz da el siguiente ejemplo respecto a la unidad: Todos conocemos las papas. Cada planta tiene tres, cuatro a cinco tubérculos. Y cada tubérculo pertenece a una u otra planta. Llegado el momento de la cosecha, la persona encargada de la recolección hace un pozo en la tierra, las saca y las va poniendo en una bolsa. Podríamos decir que las está agrupando. Puede que estas papas muy alborozadas exclamen: “¡Gloria al Señor, ahora estamos todas en una misma bolsa!” Pero aunque estén todas en el mismo saco, aún no son una.

Llega el momento en que la dueña de casa las compra. Ella las lava y las pela. Las papas piensan que ahora sí están más unidas:” ¡que maravilloso es este amor que existe entre nosotras!” Eso no es todo. Luego de peladas se mezclan unas con otras. Para entonces han perdido bastante de su identidad. Lo cierto es que piensan que ya están listas para el Maestro. Pero lo que Dios quiere es “Puré de Papas”. No muchas papas sueltas y juntas, sino puré de papas. Cuando son reducidas a puré, ninguna puede levantarse y decir: “¡Miren, esta soy yo!”. La palabra tiene que ser NOSOTROS>>

Este es el ideal de la unidad que espera el Señor. Una unidad indivisible en la que no se puedan distinguir bandos ni grupos. Dios espera este alimento para su corazón y es nuestro trabajo cocinarle el puré, aunque haya papas duras.


Al límite:
¿Cuál es el ideal de unidad que tiene el Señor para tu iglesia, para tu grupo de jóvenes?

¿Qué puedo hacer para cocinar ese puré?


Encuentro:
Señor, quiero contribuir a la unidad de la iglesia y de mi grupo de jóvenes y no ser nunca causa de peleas o divisiones. Perdóname si he tomado parte en alguna de estas cosas y te pido que me des más amor por aquellos con los que no estoy del todo de acuerdo.


Bendiciones!!!

jueves, 10 de abril de 2008

MARCAR LA DIFERENCIA

“Pero el Señor me dijo:
No digas: “soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo estoy contigo para librarte.
Jeremías 1:7-8

Virginia Reyes Avilés / extracto de “Encuentros al límite”

Esta fue una palabra que me ayudó desde el principio para mantenerme con firmeza en los caminos del Señor. Donde a veces produce más miedo el ser cristiano, es en el mundo de los jóvenes; y debido a eso, “nuestra juventud”, es una de las excusas más comunes que le damos a Dios cuando nos pide nuestra boca para predicar, nuestra vida para evangelizar y nuestro cuerpo para dar ejemplo de santidad. Pero ya se terminó el tiempo de dar excusas. Esto debe terminar para que marquemos una diferencia como jóvenes cristianos. Dios nos ha dado una promesa de oro, que nos acompañará siempre, ante toda situación, ante cualquier persona, es cierto que en muchos lugares se podrán burlar de nosotros o tratarán de humillarnos, pero la promesa de Dios está presente. Él nos acompañará en todo momento y no nos dejará caer ante la humillación de los que no creen en Él. Apártate para Dios, busca ser diferente de los que caminan en la oscuridad ya que lo que Dios tiene preparado para nosotros es vida eterna, pero a aquellos que se van por el otro camino, sólo les espera muerte eterna. Personalmente, llevo cuatro años luchando por ser diferente, por guardarme para Dios, y créeme, son infinitas las bendiciones que Él ha derramado en mi vida. Junto a Él soy feliz; no creas que soy perfecta, tampoco que no me gusta divertirme con mis amigos, porque sí lo hago, y disfruto de mi juventud, pero siempre me cuido de seguir los mandatos de Dios y permanecer en su Palabra. Tengo muchas ganas de continuar mi camino a su lado. ¡Vamos! Atrevámonos ya mismo a ser diferentes. ¡Es posible! Es un desafío; por eso es sólo para vencedores. Demuéstrale al mundo y en especial a ti mismo que sí puedes.

Al límite:
¿Cuál es tu proyecto de vida? ‘Que planes tiene Dios par tu vida?
¿Estás dispuesto a seguir la voz de Dios y a diferenciarte del resto?


Encuentro:
Señor, quiero darte gracias por permitirme conocerte y hacerme parte de los jóvenes del mundo que te siguen. Padre Santo, quiero pedirte la gracia, la sabiduría y la fuerza para mantenerme en tus caminos. Ayúdame a ser capaz de caminara tu lado sin miedo a lo que puedan decir o pensar de mi. Ayúdame a llevar una vida diferente, a guardar mi cuerpo, mi espíritu y mis palabras para ti. Estoy dispuesto a tener fe en tu promesa. Amén.